Cuando logras estabilidad financiera, obtienes acceso a recursos esenciales, reduces el estrés y la ansiedad y mejoras tu calidad de vida, lo que al mismo tiempo nutre tu salud mental. A su vez, mantener una buena salud mental te ayuda a ser una persona más productiva y tomar mejores decisiones con respecto a tu gestión financiera, tus aspiraciones laborales y las oportunidades de negocio que se te presenten, fomentando así un vaivén de continuo crecimiento.